jueves, 13 de septiembre de 2012

CANCHA DE FÚTBOL EN "EL COLMENAL" DE PARANÁ

Vale la pena aclarar que el término de “Colmenal” por colmenar se debe a la denominación usual que en aquellos tiempos se le daba al predio, ubicado a los fondos del Colegio Nacional, en Calle Carlos Gardel. En realidad originalmente El Colmenar abarcaba incluso el predio donde está el actual edificio del Colegio Nacional y llegaba hasta calle Buenos Aires.  El 19 de noviembre de 1896 la Cámara de Senadores de la Nación había sancionado definitivamente la Ley por la cual se autorizaba al Poder Ejecutivo Nacional a construir en el terreno de propiedad fiscal denominado “El Colmenar” el edificio destinado al Colegio Nacional de la ciudad.

También es de destacar que en este sector estuvo ubicada varios años antes la quinta del Barón Alfredo Marbais Du Graty, de familia aristócrata belga, nacido en Bruselas en 1828, quién llegó siendo militar a Brasil y luego se incorporó como Sargento Mayor en el Ejército Entrerriano, para desempeñarse como edecán del General Urquiza  en 1854 mientras éste estuvo al frente de la Confederación Argentina. Precisamente, el 10 de setiembre de 1855 hipotecó ese predio dividido en tres títulos a favor de Juan de Dios Ramos por 400 pesos plata.

En 1858 Alfredo Du Graty le vendió el total de la propiedad, que constaba de 116 varas sobre calle San Miguel (hoy Buenos Aires), por 150 sobre calle Ramírez (C. Gardel) con dos martillos de prolongación, al General Lucio V. Mansilla en 7.070 pesos plata. Un año más tarde la propiedad de Mansilla se amplió en 150 varas sobre la calle Ramírez por 56 varas de fondo por compra que le hizo a doña Francisca Martínez de Olave, cuyos límetes daban con un terreno montuoso que ocupaba la morena Casimira. En 1860 Mansilla le vendió la quinta original de Du Graty al cónsul general paraguayo José Rufo Caminos.

La historia del colmenar es la siguiente: El cónsul Caminos prestó la quinta por el término de tres años a los hermanos Maximiliano y Oscar Durand Savoyat, quiénes en 1861 fundaron un establecimiento industrial de agricultura que denominaron “El Colmenar”, habiéndose iniciado con cuarenta colmenas de abejas de clase seleccionada. Dicho establecimiento tuvo carácter de asociación cooperativa, ya que cualquier vecino podía adquirir colmenas y participar de la producción en forma equitativa. Los hermanos Durand eran naturalistas distinguidos y no tardaron en convertir el terreno en un hermoso jardín dotado de toda clase de comodidades y bellezas, que atraía la concurrencia diaria de la alta sociedad paranaense.

Puede tomarse como otro dato explicativo parcial lo que un cronista deportivo narró respecto a este lugar en una oportunidad:
“EL COLMENAL: UNA FUENTE DE FUTBOL
En aquellos tiempos del rango y mida, cuando para conseguir un lugar para jugar en un baldío, había que hacer cola… (Había muchos pero eran pocos los campos de fútbol.) y hemos dicho cola. ¡Si señores, había que hacer cola hace 40 años!

   El lugar era “El Colmenal” – lo más exacto hubiera podido ser El Colmenar – nombre que venía de añares, porque allí se juntaron los negros esclavos que venían de la época de Rosas y formaron sus tribus…
En ese lugar ubicado exactamente en Buenos Aires y Garay o San Martín y Garay, como se quiera o según le parezca a cada uno, bien podríamos decir que existió el primer hueco inmortal.
  En ese lugar se formaron jugadores de la talla internacional como Natalio Molinari – el muchachito que jugaba a las argollitas – y a quién otro crack, Julio Duchase, inició en el fútbol; allí jugaron los Machi, los Uzín, Antonelli, Pedro Mutio, “Maturana” Núñez, Los Rabuffetti, los Arigós, los Olmos, etc., etc., y muchos más, se jugaban partidos desde salir el sol hasta la entrada., y había que tomar la medida con los pies para saber a quien le tocaba jugar o no.
  Ese “Colmenal”, nombre sin duda mal dicho, pero hecho popular por los  negros de las empanadas criollas, señala una etapa, que bien podríamos decir de primigenia en el fútbol criollo”.

También en aquel espacio de la ciudad acamparon en los años 70 del siglo XIX las aguerridas tropas de Ricardo López Jordán en tiempos de la lucha contra el Ejército Nacional y se extendía su campamento hasta los paredones de la construcción abandonada de la Iglesia San Miguel, donde se encontraban los cañones de su defensa.

Años más tarde funcionó allí el Piquete del Regimiento 12 de Infantería, mostrando un estado de abandono bastante significativo para el año 1895, al punto que el sargento mayor que estaba a cargo del mismo solicitó autorización al Ministro de Gobierno para alojar a sus soldados en el cuartel de policía, dado el mal estado sanitario de los galpones de El Colmenar. “esos galpones no tienen puertas, faltan tablas en las paredes, dejando claros por donde penetra el frío de las noches, exponiendo así a esos soldados a contraer alguna enfermedad…”.

Por muchos años, casi veinte años, fue este sitio el lugar preferido de la muchachada para corretear tras la pelota. Un comentario de 1921 nos ubica mejor respecto a su historia:
“EL COLMENAR. Existe en nuestra ciudad un reducido número de campos de ejercicios físicos y es por esto muy lamentable la pérdida de uno de ellos, máxime cuando es causado por la desidia y el abandono de los encargados de su conservación. Frente al Colegio Nacional existe un campo que en el mundo deportivo se denomina “El Colmenal”.
  Hace años en ese terreno se levantaban cuatro arcos, dos grandes y dos chicos, que indicaban la existencia de dos canchas de foot ball. El “cuerpo enseñador” de ejercicios físicos del Colegio cumplía su misión presenciando algunas bromas de los alumnos.
  Hoy, ni eso… la organización de un campeonato interno de foot ball ha alejado a los alumnos al field de la estación… y de lo que fue “El Colmenal” apenas si queda un  arco derrengado, viejo vestigio de un pasado brillante y candidato seguro a alimento de algún fuego cercano.
Sólo vendedores de diarios interrumpen su soledad con sus juegos, los más por níqueles.
  ¿Pasará a la historia este campo de ejercicios donde se formaron entusiastas partidos con los mejores footballiers de Paraná?
Sería una injusticia y para que no se consuma, convirtiéndose en algún yuyal que oculte el recuerdo de brillantes jugadas, llamamos la atención de la dirección del Colegio Nacional para que no descuide tan lamentablemente este campo deportivo conocido y querido por muchas de las generaciones de deportistas”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario