miércoles, 11 de enero de 2012

OPINIONES PRELIMINARES II

Si bien fueron varios los deportes que se empezaron a practicar, sin dudas que con los primeros partidos de “foot ball” la inclinación popular se volcó decididamente hacia él, convocando a una gran masa de jugadores y simpatizantes, incluyendo a las familias más caracterizadas de la ciudad.

Hablar de fútbol es hablar de sentimientos, de pasión, de idolatría, de amor por la casaca con la que se simpatiza. Es una constante, en mayor o menor medida, en todo lugar donde se lo practica. Lo curioso que esto no es sólo una propiedad de estos tiempos. El fútbol nació así, es así desde sus orígenes; tiene esa particularidad que otros deportes no tienen, lo que en muchos países, incluido el nuestro, lo transforma en esa “pasión de multitudes” tan afamada.

Desde los primeros encuentros entre distintas divisas se comenzó a generar la rivalidad y con ella nació el fervor del simpatizante, “la hinchada” de cada equipo. En nuestro país el fútbol en sí se proyectó rápidamente y se constituyó en el juego preferido del pueblo. La ciudad de Paraná no fue ajena a este fenómeno. Para encontrar datos concretos acerca del comienzo de la práctica del fútbol en Paraná, como así también de otros deportes, hay que remontarse a los fines del siglo XIX y al nacimiento del siglo XX.

El “Foot Ball” reglamentado que conocemos había nacido en Inglaterra el 26 de octubre de 1863 al constituirse la “English Foot Ball Assotiation” en la Freemason´s Tavern de Londres, en la que un grupo de estudiantes de distintas escuelas de Inglaterra establecieron las distintas reglas de juego del fútbol actual, desprendiéndose de lo que hoy es el rugby y su práctica; en poco más de treinta años se había extendido a todos los rincones, superando vertiginosamente sus propias fronteras. La Argentina no quedaba exenta de este fenómeno y si fue el ferrocarril quién a su paso distribuyó progreso por los distintos rincones del interior de nuestro territorio, llevó también consigo el embrión principal para generar desde escarpados terrenos la gran pasión argentina de la actualidad: el juego del fútbol.

Rápidamente se extendió este deporte por todas las provincias, incluyendo el sur argentino, tal el caso de Chubut como lo veremos más adelante. Y así nació el principal deporte del pueblo argentino que lo hizo suyo, lo cobijó en su seno y lo difundió desde su origen, estampándole como sello propio: la “picardía criolla”, que para siempre se anidó en su corazón.

Los “ingleses locos” no se contentaron con introducir el juego del fútbol entre el alumnado de la “English Higth School” de Buenos Aires, de la mano de su director y fundador don Alejandro Watson Hutton, sino que anónimos ingleses, empleados ferrocarrileros diseminados por el interior, tuvieron la responsabilidad de exhibir su práctica, que fue asimilada con una velocidad asombrosa por niños y jóvenes, principalmente estudiantes, quiénes se las ingeniaban para ubicar los “huecos” y “potreritos” y afianzarse en el juego que escandalizaba a los mayores y que sacaba “canas verdes” a las severas madres, pero que iba exteriorizando en gambetas y quiebres de cintura un estilo que en el tiempo logró “chapa patente” en todos los países del mundo.

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